Era se una vez una isla con nombre de ave en medio de un río, el río Bidasoa, llamada La Isla De Los Faisanes.
Ceñida en un perpetuo corsé de piedra, no le lleven las carnes las crecidas de un río encauzado y empequeñecido, relleno de cemento, arena y hormigón.
Acogiste en su día, negro sobre blanco rubrica de la paz entre dinastías. Una princesa de cuento María Teresa entregada en casamiento sella la paz de los pirineos
Creo que fue feliz la novia en su matrimonio, de vez en cuando regresa al Bidasoa con su traje blanco.
Entre garzas y garcetas, las elegantes cigüeñuelas ejercen de improvisados padrinos y se repite la ceremonia.
Que bella estampa en el Bidasoa!