lunes, 12 de septiembre de 2011

El Faro de Higer y La Luciérnaga



Querido Salomón se que buscas con tesón una vía que atraviese el océano y te lleve hasta el Bidasoa, autopista sin retorno en tu vida.

 No pierdas la esperanza si una oscura noche sin luna confundes los caminos. Que no te ciegue el cansancio y el hastío, abre bien tus ojos. ¡Que se reflejen las estrellas! y mira al cielo que te guía.

Una luz que se enciende y apaga refleja la vida. Te indica el rumbo, te señala la senda. Y por mirar al cielo ¡No salgas del camino! !No bajes la guardia! Que las sombras oscuras son zancadillas.

La luciérnaga te enseña el camino te sirve de guía, sigue su luz candil alado de amarillo y verde y encontrarás la orilla.

         Una luz que te sirve de guía    una luciérnaga encendida   sobrevuela la corriente   autopista hacia la vida