En tus travesías por la inmensos océanos, una vez te dejaste llevar por las corrientes, Salomon Esguin, al pairo cual velero de madera, y sin querer te adentraste por un gran rio. Con aroma de incienso los hombres purifican sus almas, y al pie de la selva un gran felino bebiendo agua
Hoy al nadar junto a la orilla en el río que te vio nacer, una hembra de araña aguarda inmóvil en su tela, zigzag de seda, te recuerda la jungla, el tigre bebiendo agua ¿quién se parece a quién? ¿cual se parece a cual? una eterna duda
Siguiloso se desplaza el felino entre las matas, despacio sin hacer ruido acecha al despistado cervatillo o al mono en el suelo. Una repentina vibración sacude la tela un despistado saltamontes o una desafortunada polilla son apresados, envueltas en seda por la dama, les inyecta el veneno que los descompone.
Los designios del caprichoso destino adjudican en su piel, mantos a rayas. El mismo traje a medida de la luz entre la espesura, juego de luces y sombras. Araña tigre y tigre araña
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